Erase una vez una mosca que iba volando sobre un rosal y al dirigir su mirada hacia abajo, vio la rosa más hermosa que había visto en su vida; sin perder tiempo, bajó hasta ella y se posó sobre sus pétalos terciopelo sintiendo alegría en sus patas. La rosa sorprendida quiso sacudirse a la fea mosca, pero ésta se agarró fuerte y empezó a entonar una canción. La rosa se enamoró de la voz acaramelada de la mosca, y desde ese día, la mosca vive entre los pétalos de la rosa más roja y hermosa del rosal…
Escondidos bajo el seno de una flor, unos zancudos se aman con locura…
“¿Cómo se verá el mundo cuando se es tan pequeño como una mariquita?”, se preguntó la fotógrafa que a primera vista se enamoró de estos coloridos animalitos. Ella, mientras les tomaba fotos, les componía sonetos y les cantaba a sus nuevos amigos.
“No puedo ser tan letal como dicen”, alega la abeja mientras succiona toda la miel de las flores que visita.